Desde el 1 de enero de 2008
este tributo ya no se calcula en función de la cilindrada pasando a
fijarse según las emisiones de dióxido de carbono (CO2); afecta a los vehículos de gama alta y a los todo terreno.
Por debajo de los 120
gramos de CO2 por kilómetro no se paga nada. Por encima de esa emisión,
se establecen tres tramos con tipos que oscilan desde el 4,75 por ciento hasta el 14,75 por ciento para los vehículos que emiten más de 200 gramos de CO2 por kilómetro.
Sin embargo, en su mayoría, los compradores de vehículos
resultarán favorecidos con esta reforma.