El secreto bancario contrasta con las necesidades del cliente, y el sector se ve en la disyuntiva de elegir entre mantener absoluta confidencialidad sobre los movimientos de una clientela exigente o exponerse a un desprestigio de la profesión por una llegada de dinero de cuando menos dudosos orígenes.
La opción elegida por la banca suiza se sustenta en la cautela, prefieren ser escrupulosos inicialmente exigiendo cierta información para al menos poder estimar la procedencia de los flujos monetarios y estimar así su riesgo todo ello en orden a preservar el secreto bancario.
A toda esta situación han contribuido los desgraciadamente celebérrimos atentados terroristas, pretendiendo evitar comentarios y tachaduras sobre tratamiento del efectivo líquido de las mafias.
Si Usted tiene algún problema con la justicia en su país y pretende abrir una cuenta en la Confederación Helvética, prepárese para ciertos interrogatorios por parte de la banca e incluso llegar a bloqueársele su cuenta (en el caso de que haya podido abrirla), mientras cualquier atisbo de duda no se despeje.
Es evidente que estas acciones mantienen el prestigio de seriedad y confidencialidad de la banca suiza, pero ¿Habrán calculado bien que hoy en día el dinero es más "miedoso" que nunca y que si en un sitio se presentan trabas administrativas que redunden en tiempos muertos o perdidos, entonces, indubitablemente buscará otros parajes más rentables.